8 de marzo de 2025 - 3:00 PM
Por La Redacción


Cada mañana, Ángela Mejía se prepara para salir. Ajusta su bicicleta, revisa su equipo de vacunación y emprende el recorrido por las calles y veredas de Quetzaltenango. No es solo un trayecto: es una ruta de bienestar que ha trazado durante 37 años, para asegurar la protección a la mayor cantidad de niños.


Originaria de San Andrés Xecul, esta auxiliar de enfermería ha dedicado su vida a fortalecer la salud comunitaria. Para quienes la conocen, es simplemente Seño Ángela, la mujer que llega con una sonrisa y una vacuna lista, la que no necesita mapas porque ha construido su propio croquis, identificando cada hogar donde hay una niña o un niño que necesita atención.




Su vocación la ha llevado a superar momentos difíciles. Cuando inició en 1988, la guerra interna todavía marcaba el país y moverse entre aldeas implicaba riesgos. Sin embargo, su compromiso fue más fuerte que el miedo. 


“Han pasado todos estos años y me siento muy feliz porque he podido servir a la población, no solo a mi pueblo, sino también a otras comunidades", dice con orgullo.




Su bicicleta sigue en marcha. Aún le quedan muchos kilómetros por recorrer, muchas familias por visitar. Para Seño Ángela, cada pedalazo es una muestra de amor por su trabajo, una promesa de bienestar para las nuevas generaciones.