23 de junio de 2022 - 11:17 AM 
Por Carlos González


María de los Ángeles Bautista, se desempeña como enfermera profesional en el Hospital Temporal de Quetzaltenango, donde pese a los cuidado que tuvo con pacientes de COVID-19 y para con ella misma durante el embarazo, sufrió una de las mayores pérdidas que puede tener una madre, la de su bebé. 

 

"A nivel personal soy testigo del dolor de muchas familias, la separación de muchos padres con sus hijos, ver fallecer a los demás ha sido doloroso", menciona.

 

Ella es parte del personal de primera línea, el cual ha sido fundamental en el abordaje de la pandemia por COVID-19. Personal que desde sus diferentes espacios ha vivido momentos difíciles, no sólo en el ámbito laboral sino personal. 


Bautista relata que al inicio tuvo que vencer el miedo y estar al frente de una situación que ha quedado plasmada en su mente y corazón. 


"Dentro de toda la situación de pandemia soy enfermera, pero también soy madre. En este tiempo Dios me bendijo a través del proceso de gestación y surgieron muchas emociones a nivel personal, a nivel familiar; lo cual corresponde a la etapa maravillosa de toda mujer”, expresa.     


Recuerda que fue complicado porque hubo incremento de casos y no eran las condiciones aptas para quedar embarazada, porque había mucho trabajo. No obstante, para resguardarla, sus jefes inmediatos la enviaron a otra área donde no tenía que utilizar el traje de protección personal. "Exponerme sin importar que nuestra vida corría peligro, es de reconocer que lo hice por amor", comenta.  

 

Sin embargo, el embarazo de María de los Ángeles fue de alto riesgo. "Mi parto se complicó, fue una situación muy difícil. Como madre, como muchas comprenderán, deseamos tener a nuestros hijos en brazos, pero no conté con la suerte", expone con dificultad al recordar lo sucedido y agrega que actualmente continúa en el proceso de resiliencia, porque a pesar de todo ha servido con el corazón. 

 

"Tenemos la ilusión de ejercer nuestra profesión, porque lo traemos desde el alma y el corazón. Nacemos con ese mandato del Señor. Quiero decirles que este proceso ha marcado mi vida, la pandemia ha dejado plasmado en los recuerdos de mi alma, la pérdida de mi hijo", expresa Bautista, quien añade que ha experimentado la gracia de Dios en su vida.

 

"Nosotros hemos arriesgado nuestra vida por la población, porque necesitamos ejercer con amor, servicio y vocación; ser enfermeros aparte de ser una profesión, es un arte. Es una disciplina que nos permite poder desarrollar nuestros conocimientos y nuestras habilidades en beneficio de la población", concluye.


Con información de Ministerio de Salud