10 de agosto de 2024 - 11:15 AM
Por José Racancoj
El amor por el seis veces campeón del futbol nacional de Guatemala es expresado de distintas maneras por los aficionados superchivos.
Y este es el caso de Pedro Pablo Pérez Quintana, quien cuenta con una colección de casi 100 piezas de camisolas y artículos de Xelajú MC.
Entre este tesoro superchivo, Pedro Pablo cuenta con una pieza invaluable y que hace única a esta colección. Se trata de una bandera que fue hecha en 1962, cuando los chivos lograron su primera luna y conquistaron el título de Campeón de Campeones.
Este artículo, que es herencia familiar, cuenta con detalles hechos con lana. “En ese entonces mi bisabuelo tomó la idea de crear una bandera, que ha sido testigo de las seis lunas. El chivo y las letras son completamente de lana. Es una herencia de mi bisabuelo a un mi tío, y luego de mi tío a mi papá, entonces mi papá escribió en sus redes sociales que hasta que nuestro equipo tenga un museo digno y grande con piezas históricas esta bandera me iba a quedar a mi”.
Una pasión que inició desde pequeño
Esta pasión por coleccionar artículos de Xelajú inició en Pedro Pablo cuando era niño, y su primera pieza fue una playera conmemorativa que salió tras conseguir la tercera luna, en 1996.
El aficionado altense aún conserva la playera. “Iba pasando por un almacén por (el barrio) El Calvario, y mi madre iba conmigo y yo le decía que quería esa camisa conmemorativa, ella no lo pudo comprar porque decía que no tenía el efectivo, así que me puse triste, a llorar. Ella se lo comenta a mi papá, él se va conmigo al siguiente día y me pregunta cúal es la que querés”, recuerda.
Desde entonces, a través de regalos o compras personales ha ido agrandando su colección. “*Tengo 86, las he ido adquiriendo, la mayoría compradas, otras regaladas”expresa.
Entre las camisolas conserva algunas especiales como una que usó René Villavicencio o que le regaló el exportero Esaú Estrada.
Pedro Pablo busca hacer crecer su colección con camisolas antiguas, como la de 1996 o con la que consiguió el ascenso a la Liga Mayor en 2000, además, tiene la visión de contar con un espacio exclusivo para las piezas y exhibirlas a familiares y amigos.
“Amor, pasión, gloria y herencia de mi viejo, eso significa para mi el Xelaju”, concluye.