21 de abril de 2025 - 6:48 AM
Por La Redacción 


Tras confirmarse el fallecimiento del papa Francisco, todos los cardenales de la Iglesia católica en edad de elegir y ser electos se reunirán en la Capilla Sixtina en la Ciudad del Vaticano, donde permanecerán en cónclave (una reunión permanente) para elegir un nuevo pontífice.  


En este proceso, que se lleva a cabo después de los 10 días de duelo, se invoca la guía del Espíritu Santo para escoger con sabiduría al nuevo nuevo Obispo de Roma.


Cómo se elige al papa

Cuando un papa fallece, se inicia un proceso estricto para elegir a su sucesor, conocido como cónclave. Este procedimiento es regulado por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, establecida por el Vaticano.


Pasos del proceso:


Período de Sede Vacante:

Tras la muerte del papa, el cardenal camarlengo verifica oficialmente su fallecimiento y se declara la sede vacante, es decir, la ausencia de un pontífice. Durante este tiempo, el Colegio Cardenalicio administra la Iglesia, pero sin tomar decisiones doctrinales importantes.



La web de la Santa Sede muestra la Sede Vacante 


Convocatoria al cónclave:

En un plazo de 15 a 20 días después del fallecimiento del Papa, los cardenales menores de 80 años son convocados a la Ciudad del Vaticano para participar en la elección del nuevo sumo pontífice.


El cónclave en la Capilla Sixtina:

Los cardenales electores ingresan a la Capilla Sixtina bajo estrictas normas de aislamiento. Allí, mediante votaciones secretas, eligen al nuevo papa. Para ser elegido, un candidato debe obtener al menos dos tercios de los votos.


El anuncio oficial:

Si la votación no alcanza un acuerdo, se queman las papeletas con una sustancia química que genera humo negro, indicando que aún no hay papa.

Cuando un candidato obtiene los votos necesarios, el humo cambia a blanco, señal de que la Iglesia tiene un nuevo sumo pontífice.


Aceptación y proclamación:

Al cardenal electo se le consulta si acepta el cargo. En caso afirmativo, elige su nuevo nombre papal. Luego, el cardenal protodiácono lo presenta al mundo desde el balcón de la Basílica de San Pedro con la frase en latin “habemus papam” (tenemos papa).