20 de febrero de 2025 - 12:18 PM
Por José Racancoj
En función de su peligrosidad, historia eruptiva, amenaza y exposición, el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) ha generado cinco categorías para clasificar a los volcanes, y el Santiaguito está en el de “muy alta peligrosidad”.
Esto lo dio a conocer el director del Insivumeh, Edwin Rojas, durante una conferencia de prensa en la que detalló que actualmente el coloso, ubicado en Quetzaltenango, registra entre 40 y 100 explosiones diarias.
“Es un volcán activo y en cualquier momento puede generar un fenómeno que provoque problemas a las personas que lo visitan”, afirmó.
Rojas hizo un repaso por los eventos que han marcado la historia del complejo volcánico, desde 1922 hasta la actualidad, destacando el ocurrido en 1990, cuando murieron cuatro andinistas, quienes fueron alcanzados por una nube de gases tóxicos provenientes de explosiones del volcán, y por el flujo piroclástico que llegó a los 500 grados Celsius, así como por la lluvia de ceniza caliente. Las víctimas estaban en un área menor a 300 metros de distancia del volcán.
En tanto, el 9 de mayo de 2014, un colapso súbito del flanco del domo caliente generó nubes de gas y ceniza que se desplazaron por aproximadamente 7 kilómetros sobre el cauce del río Nimá 1. Lo que afectó áreas de cultivos, caída abundante de ceniza y cambios topográficos en los cauces del sur del volcán
Mientras que en 2016 se reportaron explosiones violentas, entre cinco y 30 por mes. El volcán expulsó rocas volcánicas de hasta 1.2 metros, las que se observaban en senderos frecuentados por personas que ascienden al volcán
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Escenario podría repetirse
El director del Insivumeh advirtió que la actividad del 2014 podría repetirse este año, si se llegan a concretar los escenarios que han construido, en función de los datos con los que cuentan y los elementos históricos.
Esto quiere decir que podrían registrarse flujos piroclásticos que alcanzaría los 8 kilómetros de distancia del cráter hacia las faldas, y tener un impacto en un radio de 20 kilómetros, que es mucho mayor a las zonas actuales de restricción.
Las personas que se acercan al volcán se exponen a la caída de ceniza caliente, gases tóxicos, elementos balísticos (rocas expulsadas por el volcán) y flujos piroclásticos.